miércoles, 2 de marzo de 2011

CASAS MUERTAS


Casas Muertas
Para comenzar el análisis habría que hablar del autor para proporcionar un tiempo y en un espacio, de esta manera esbozamos las vivencias por las que paso que dieron lugar a esta novela.
Miguel Otero Silva participó activamente en las revueltas estudiantiles de febrero de 1928 y también en la conspiración militar del 7 de abril de ese año y la aventura, al año siguiente, de una proyectada invasión por las costas de Falcón. Estos fueron los síntomas anunciadores de lo que iba a ser su actitud vital más constante: una pasión genuina por la justicia social, la insumisión ante las tiranías, la fe en las posibilidades de transformación de la sociedad venezolana.  
"Casas muertas" es la segunda novela del escritor. La novela es una descripción del declive de Ortiz, un pueblo en los llanos centrales del país, debido a las continuas muertes por severas epidemias de malaria y la emigración de sus habitantes hacia las grandes ciudades y las zonas de producción petrolera. La novela ilustra el proceso en el que pueblos latinoamericanos sometidos a intereses externos fueron víctimas de un falso progreso y de una modernización desigual y desintegradora.
La literatura venezolana del post-gomezismo describe al país con imágenes crudas, donde se rebela contra las cárceles, los motivos, modos nativistas, exaltación paisajista etc. En 1936 algunos escritores de gran importancia en el mundo de las letras exponen sus obras, Miguel Otero Silva lo hace con otras obras literarias como “Fiebre”.
En esta novela encontramos como Miguel otero Silva nos dibujo con una soltura casi poética lo que fue esa Venezuela post-gomezista, dándonos una obra trágico-histórica ficticia pero llena de realidad, en el sentido que dejaba claros los hechos. Miguel Otero Silva nos regala esta pieza de arte sin dejar los regionalismos mas usuales del llano venezolano. No habría otra manera de entender mejor la situación , lo único que le ganaría a esta pieza de arte seria haber vivido esos años, convencido de esto dejare una pequeña cita, mi favorita, del libro: “Apenas, desde un rancho miserable, llegaba el estertor de un hombre que sudaba su fiebre agarrotado entre los hilos sucios de su chinchorro. A su alrededor moscas, moscas verdes, gordas, relucientes, único destello de acción, única revelación de vida entre los terrones de casas muertas”.

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